domingo, 22 de noviembre de 2009

ATUENDOS, NADA MÁS.



Para empezar el cuento de mi camino en la vida, llámese Cenicienta o Isabel, alias superación, lo haré mejor por el final. Porque fui la última en entrar en él, porque estuve a punto de tirar a la basura 40.80€ que bien podrían haber servido para comprarme el último libro de Paulo Coelho o invitar a mi Ceniciento a cenar. Porque dejé de asistir a dos de mis asignaturas preferidas: Teoría del Arte II y Filosofía y Educación. Todavía hoy me duele… Porque este año, a pesar de haber superado primero de Historia del Arte con dignidad, estoy pasando por una crisis existencial que me lleva, a veces, a abandonar el sueño de mi vida. ¿Por qué? La vida es muy puta, pero no tanto como las personas.
Siempre que pasamos por momentos difíciles en la vida, al menos yo, solemos exclamar: ¡qué injusta es la vida!, pero cuando reflexiono y me centro en las verdaderas razones, me doy cuenta que realmente son las personas las que dificultan nuestro caminar en la vida, y que nosotros somos los que permitimos que nos pongan piedras en el camino. Por esa razón, sigo caminando, porque en realidad no soy más que un instrumento, una lección para todas aquellas personas con las que me cruzo en la vida. Un Ser que hace con su cuerpo lo que le da la gana, porque lo único que realmente nos pertenece, y nos diferencia es la LIBERTAD DE ACCIÓN, DE PENSAR, DE ELEGIR…
Y como en todos los cuentos, o casi todos, de Cenicienta hay un hada madrina que contribuye a un final feliz, en mi caso un hado, pues agradecerle todo lo que hace y hará por mí. Que sé que serán muchas cosas. Porque sin sus sabias palabras en ese momento, cariño y comprensión, lo hubiera mandado todo a la mierda. Además hubiera desperdiciado dos días de mis tan merecidas vacaciones.
En fin, que no hay nada en esta vida como tener a tu lado a un ÁNIMUS tan especial como lo es él. Y un sentido del honor, de la dignidad y del deber tan fuerte. Atributos sin los cuales me sería imposible vivir. Cómo diría Máximo a sus legionarios y compañeros gladiadores: ¡Fuerza y Honor!

1 comentario:

  1. Ese es el Espíritu de la Cenicienta! Luchar, creer en una misma y que nada ni nadie le impida ir al baile.... Qué suerte ser una Cenicienta! Y con un Hado así ni te cuento!
    Besos
    Evita

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